Sin los N° 9, ganan los arqueros
Fuente: La Nación
Huracán y River igualaron 0-0 en un partido con gran cantidad de situaciones; a los dos les faltóuna referencia en el área, pero igual los guardavallas trabajaron a destajo y se lucieron, especialmente Vega
Una lástima. Huracán y River hicieron lo que pudieron para entretener a propios y a extraños. Carecieron de contundencia, quizá, porque ninguno cuenta con una referencia de área capaz de torcer el rumbo de un partido, expusieron los conceptos más simples del fútbol y finalizaron sin abrir el marcador. El resultado fue una imagen disociada del cotejo.
Una pena. Lo intentaron con las armas más nobles. No salieron todas, pero valió el intento para los dos. Buscaron por abajo e intentaron la triangulación, el toque. Les rehuyeron a los pelotazos. Igual, estuvieron imprecisos. Bastante imprecisos, fundamentalmente en los metros finales. Y Huracán, especialmente, chocó contra un muro llamado Daniel Vega, que atajó como nunca, que se multiplicó de lado a lado, que se agrandó en su regreso al arco millonario y que, cuando el gol del rival era cantado, sacó a relucir su arsenal de reacciones salvadoras.
Con los sentidos haciendo equilibrio entre dos necesidades (terminar el año lo más armónicamente posible y ganar el superclásico de la semana próxima), equipos en reconstrucción como River juegan contra sí mismos, más que contra el rival de turno. Es la carrera por dejar atrás las carencias que, justamente, cargaron de tensión sus ambiciones desde hace tiempo. Por lo que se vio ayer en Parque Patricios, en esa búsqueda, a River le espera un trabajo arduo, aunque ayer el placer haya sido haber rescatado un punto ante un rival que juega mejor.
Ayer, la pequeña historia unitaria que vienen resultando sus partidos tuvo el núcleo argumental en el equilibrio que le dio a la zaga central la inclusión de Matías Almeyda en el fondo: cuando el encuentro atravesaba un segmento con mayoría de acciones de riesgo de Huracán, el volante devenido en defensor fue firmeza y guía para ordenar las líneas. En toda la primera etapa, River no parecía advertir las distracciones ajenas y, además, manejaba mal la pelota y lanzaba centros para Ortega sin mucho sentido, en vez de abrir la cancha, como lo hizo en el segundo tiempo con Buonanotte. Sólo el despliegue y la eficacia en el quite de Nicolás Domingo ?aunque no tan bien en las entregas? y los pases al área de Marcelo Gallardo emergían como aspectos destacados. Con Cristian Fabbiani sentado en el banco, Ariel Ortega sufrió el partido como único punta, en lo futbolístico y en lo físico.
A estas alturas podrían ser materia de estudio los altibajos del equipo de Angel Cappa. Se le escapa un partido que estuvo muy cerca de ganar. Oscila entre rachas positivas y negativas sin llegar a coronar ninguna tendencia. Claro que, entre tanto contraste de contenidos e individualidades, lo que jamás cuesta desentrañarle es su identidad, esas señas particulares que deben caer de un equipo que pregona un estilo definido.
Que Gastón Monzón haya estado cerca de ser la figura es todo un indicio de que Huracán tampoco la pasó bien cerca de su arco. Quedó la impresión de que ese paso adelante que los hinchas tanto aplauden está continuamente a punto de ser perforado, pero siempre hubo una pierna, una cabeza o lo que fuera para abortar el último tiro millonario. O el propio Monzón, que otra vez respondió con la seguridad que se le conoce.
Fuera de esa falta de garantías de su sistema defensivo, más expuestas en el sector izquierdo en el que juega Diego Rodríguez, en el Globo se veía un aspecto positivo: con la pelota, el circuito que armaba desde el medio hacia adelante tenía ejecutores interesantes, como Patricio Toranzo y Luciano Nieto, aunque les faltara la imprescindible efectividad.
A Huracán no le alcanzó para nada ese protagonismo que ejerció durante buena parte del partido y sumó inquietudes cuando necesitaba encontrar los tres puntos. Y para compensar lo que sufrió, River se reservó el gusto de disfrutar de una tarde sin goles en su arco, todo gracias a la gran actuación de Vega. Y se llevó esa imagen final y feliz, aunque sabe que detrás de ella le quedan unas cuantas cosas por responderse antes del superclásico.
8 fueron las jugadas claras de riesgo que evitó Daniel Vega; las más complicadas fueron un tiro bajo de Toranzo y el remate de Bolatti en el área chica.
6 son las acciones con peligro neto de gol que resolvió Gastón Monzón para defender la valla del Globo.
El Burrito Ortega supera al juvenil Cristian Ortíz.
Otros Datos
- Por primera vez en el torneo Gastón Monzón mantuvo su valla invicta.
- Pasaron 15 años del último empate sin goles entre Huracán y River. Dicho partido se jugó en el Estadio Tomás Ducó por la cuarta fecha del Clausura 1994.
- Es el tercer partido que Angel Cappa enfrenta a River dirigiendo a Huracán y no perdió ninguno. Registra un record de 2 empates y una victoria.
Mario Bolatti recibe una plaqueta por su actuación en la Selección Argentina
Formaciones
Huracán
Monzón; Jerez, Goltz, Eduardo Domínguez, Diego Rodríguez; Toranzo, Bolatti, Alan Sánchez; Luciano Nieto, Cristian Ortíz; y Rodrigo Díaz. DT: Ángel Cappa.
Suplentes
Vallejos, Filippetto, Gonzalo García, Esmerado, Malbernat, Trecarichi y Orlando.
River Plate
Vega; Ferrari, Nicolás Sánchez, Almeyda, Villagra; Barrado, Nicolás Domingo, Abelairas; Gallardo; Ortega y Buonanotte. DT: Leonardo Astrada.
Suplentes
Navarro, Pezzella, Galmarini, Mauro Díaz, Gustavo Bou, Rosales y Fabbiani.
Arbitro: Juan Pablo Pompei
Cambios: 0'ST Trecarichi x Cristian Ortíz (H), 0'ST Galmarini x Barrado (RP), 21'ST Mauro Díaz x Gallardo (RP), 32'ST Bou x Ortega (RP), 35'ST Orlando x Nieto (H), 40'ST Malbernat x Alan Sánchez (H)
Amonestados: 4'PT Ferrari (RP), 36'PT Domingo (RP), 4'ST Bolatti (H), 18'ST Nicolás Sánchez (RP), 20'ST Villagra (RP), 39'ST Abelairas (RP)
Estadio: Tomás A. Ducó (Huracán)
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